Arrullar al bebé es una práctica un tanto controvertida en algunas ocasiones. Esto se debe a que resulta imprescindible saber hacerlo bien para no interferir en la comodidad y la salud del recién nacido. Sin embargo, en ocasiones se recomienda como método para calmar y dormir a los más peques en sus primeros meses de vida.
Te contamos en qué consiste el arrullo, cómo practicarlo y cuándo no se recomienda hacerlo o dejar de practicarlo. Aunque, debes tener en cuenta que sería aconsejable preguntar al personal médico encargado de tu embarazo o de tu bebé recién nacido antes de llevarlo a cabo, para que te aconsejen si es lo más indicado para vuestro caso o no.
¿Qué es arrullar a un bebé?
El arrullo consiste en envolver o arropar al bebé con una muselina, manta o saquito especial para el arrullo para que el pequeño o la pequeña quede envuelta de forma completa, exceptuando su cabecita. Es una técnica bastante empleada para tranquilizar al bebé o ayudarlo a conciliar el sueño de forma eficaz.
Después de pasar unos meses seguro y calentito en la barriguita de la mamá, salir al mundo exterior no debe ser tarea fácil, ni acostumbrarse al cambio es rápido. Arrullar al bebé le ayuda en esos momentos porque se verá de repente rodeado de estímulos que no conoce y tendrá libertad de movimientos a los que no está costumbrado y que, muchas veces, no podrá controlar.
Arrullar al bebé es, sobre todo, ayudarlo a adaptarse a su nuevo entorno y apoyarlo en esa transición.
Beneficios de arrullar al bebé
Ayuda al bebé a relajarse y calmarse en momentos de tensión o alteración.
Le proporciona seguridad y protección.
Permite que el peque concilie el sueño de forma rápida.
Alivia el malestar que le producen los cólicos.
Le ayuda a regular mejor su temperatura corporal.
Impide que se despierte por espasmos o movimientos bruscos involuntarios.
Alondra te asesora
«En sus primeros meses de vida el bebé todavía no regula del todo su temperatura corporal, por lo que es importante evitar la pérdida de calor o el calentamiento excesivo del niño, teniendo en cuenta que, por inmadurez, la termorregulación puede ser ineficaz», comunica la Asociación Española de Pediatría en la Guía práctica para padres. Desde el nacimiento hasta los 3 años
¿Hasta qué edad se puede arrullar a un bebé?
Se recomienda arrullar al bebé hasta que empiece a tener más movilidad, esto es aproximadamente hasta los dos meses de vida. A partir de ese momento el bebé empezará a tomar más conciencia de las cosas y, por tanto, querrá interactuar más con su entorno, por lo que empezará a querer moverse por sí solo.
Definitivamente el arrullo debe abandonarse cuando el peque aprenda a darse la vuelta o a tener más movilidad también a la hora de coger cosas. Cuando llega este momento, un bebé arrullado corre el riesgo de cubrirse accidentalmente la cara o la cabecita y esto no debe ocurrir nunca.
Cómo arrullar a un bebé recién nacido
Existen tres técnicas básicas o más comunes para arrullar al bebé de forma rápida y eficaz. Para llevar a cabo el arrullo es necesario contar con un pañuelo, muselina o mantita suave, que transpire muy bien, hipoalergénica y que mida entre 1 y 1,2 metros de ancho.
Es muy importante nunca llegar a cubrir, por poco que sea, la cabecita y la cara del peque. Además, cuando arrulles al bebé este deberá poder mover las piernas libremente, ya que si el arrullo se lo impide puede provocar daños en su cadera.
El método rápido
1. Extiende la tela o mantita por completo y acuesta al bebé en el centro, pero dejando su cabeza fuera. Así la tela debe quedarle a la altura de los hombros. Esta medida impedirá que nunca llegue a cubrirle la cara.
2. Cruza una de las esquinas superiores de la mantita hasta el hombro del lado contrario. Para sujetar la tela simplemente introdúcela por debajo de la espalda.
3. Ahora simplemente debes repetir el paso anterior, pero con la esquina superior contraria.
4. Por último, lo que sobra de tela por abajo lo doblas hacia arriba y lo sujetas por dentro de la mantita ya envuelta por los hombros.
El sistema australiano
1. Extiende la tela de modo que quede en forma de rombo. Dobla la esquina superior central hacia abajo, de manera que la punta quede más o menos en el centro del pañuelo.
2. Tumba al peque en el centro, de forma que sus hombros estén apoyados sobre el trozo de tela que has doblado anteriormente.
3. Pon el brazo derecho del bebé de forma recta, en paralelo a su cuerpo. Cruza la esquina derecha de la tela hasta llegar al otro lado y sujeta la punta de la esquina derecha cruzada bajo su axila izquierda.
4. Coge la punta inferior de la mantita, dóblala hacia arriba y métela por dentro del trozo que has doblado previamente.
5. De nuevo, coloca el brazo, ahora el izquierdo, recto y paralelo a su cuerpo y cruza la esquina izquierda de la tela hacia el lado derecho. Por último, mete la punta izquierda cruzada bajo su cuerpo.
La técnica manos libres
Para llevar a cabo este proceso debes realizar los mismos pasos que en el sistema australiano para arrullar al bebé. Lo único que debes cambiar es la sujeción de los brazos que, en este caso, quedarán totalmente libres.
Para ello, debes cruzar las esquinas de ambos lados, más o menos, por debajo de las axilas, a la altura de su pecho. Esta técnica es la más indicada para los peques que se mueven más y les inquieta quedar totalmente inmovilizados.
Estos tres métodos te irán de perlas para practicar el arrullo de forma segura. Si, además, quieres la clave para que tu pequeño angelito se duerma segurísimo, nosotros te aconsejamos que tengas en casa una mecedora de lactancia. Aunque no vayas a dar el pecho al bebé, es un mueble perfecto para acunarlo y calmarlo.
En Alondra tenemos tres diseños de sillones de lactancia diferentes: Glam, Sogno y Ergo. Todos ellos tienen la posibilidad de convertirse en butacas fijas o cambiar las patas de la base para convertirlas en mecedoras. Además de tener un diseño moderno y actual están disponibles en diversos colores para que puedas elegir el que mejor combine con la estancia donde vayas a instalar el sillón.
Lo mejor de contar con una mecedora de lactancia es que tienen la altura y las características necesarias para garantizar la comodidad del bebé y la de la mamá o el papá que la use. Queda taaan bonitas en cualquier rincón que ¡será imposible no enamorarse de ellas!
¿Cuándo NO arrullar a un bebé?
Los bebés recién nacidos son pequeños tesoros que llegan a nuestras vidas de la forma más tierna y delicada. Por este motivo, hay que respetar esa fragilidad con la que llegan al mundo, de modo que no debes arrullar al bebé cuando:
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Tiene fiebre.
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Si no se siente cómodo con el arrullo. Puede provocarle mayor molestia de la que intentas restar mediante estas técnicas.
Por otro lado, te dejamos otras recomendaciones a tener en cuenta:
- Ten siempre presente que arrullar al bebé no debe hacerse durante mucho tiempo. Es decir, con unas horas al día basta. Guarda este as bajo tu manga para aquellos días o momentos en los que tu peque esté más molesto o inquieto para dormir. Y bajo ningún concepto arrulles al bebé durante el descanso nocturno. Tú también intentarás dormir y no podrás vigilar al 100% si le pasa algo.
- Recuerda acostar al bebé siempre boca arriba para prevenir y reducir el riesgo de muerte súbita, que es mayor durante los primeros meses.
- No te olvides nunca que el arrullo no le debe tapar la cara y la cabecita en general.
- Del mismo modo, recuerda que sus piernas deben quedar libres, de tal forma que las pueda mover sin problema.
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No aprietes excesivamente el arrullo. Tampoco emplees materiales que puedan sobrecalentar al pequeño o a la pequeña.
Si tu peque se siente cómodo y estas técnicas te funcionan puedes arrullar al bebé sin problema. Verás que le ayuda a calmarse y agradece su cobijito como forma de adaptarse al nuevo mundo que le espera ver crecer 😉. Es más, para que se sienta más protegido y seguro, puedes optar por adquirir una cuna para practicar colecho. Te dejamos este post "Cunas de colecho: guía completa" donde encontrarás todos los detalles a tener en cuenta para poder practicar colecho seguro con el bebé.